Cuando los coreanos buscan un poco de aire fresco y descanso, hay un sitio en el que inmediatamente piensan: Jeju, la isla más emblemática de la península de Corea.
Aunque es una isla pequeña, en Jeju se pueden disfrutar de las cuatro estaciones con temporadas de lluvia e inviernos nevados. Es el lugar más visitado del país durante las vacaciones de verano, con gran afluencia de turismo local en busca de un respiro. Pero recientemente también ha atraído a muchos visitantes extranjeros por las fantásticas experiencias que brinda este lugar. Al ser un lugar remoto y alejado del resto del territorio continental, Jeju parece un mundo completamente distinto. Su naturaleza única presenta montañas por un lado y playas de aguas color esmeralda por el otro.
La isla es famosa por sus interminables paisajes con campos de té verde, caballos de Jeju (una raza autóctona más pequeña) y rocas volcánicas que se han transformado en las emblemáticas esculturas de Jeju. Los dol hareubang, “abuelo de piedra”, son tótems con ojos saltones, cabezas abombadas y manos en la barriga que pueden verse por todas partes y se han convertido en el principal símbolo de la isla. Jeju también alberga una fruta única, un tipo de mandarina dulce y ácida conocida como hallabong, que sólo se cosecha aquí durante el otoño. Y lo más notable es que en el centro de la isla, se encuentra la montaña más alta del país. Considerada un lugar sagrado para los coreanos, la montaña Hallasan se eleva a 1,950 metros y cuenta con distintas rutas de senderismo para explorar su bello paisaje montañoso.
Aunque la pesca es una práctica que suele estar dominada principalmente por hombres a lo largo del mundo, esto no sucede en Jeju. Aquí, las mujeres se sumergen más de veinte metros bajo el agua con tan sólo sus trajes de neopreno, máscaras de buceo y sus muy capaces pulmones. Aún más impresionante es que la mayoría son madres y abuelas (algunas tienen hasta ochenta años) que continúan esta tradición milenaria. A estas mujeres se les llama haenyeo, que se traduce como mujeres del mar, y son conocidas por su espíritu independiente, voluntad de hierro y determinación. Recolectoras de abulón, marisco, ostras, pulpo y una gran variedad de vida marina, sus conocimientos son principalmente heredados y reconocidos por el valor cultural que poseen.
Como turista, bucear puede convertirse en una experiencia inolvidable llena de diversidad: rocas volcánicas, coloridos corales blandos, peces tropicales y fauna marina. Sin embargo, en caso de no ser un ávido buzo, no te preocupes; hay un montón de actividades para disfrutar en la isla, dependiendo de la temporada. En verano, es un paraíso para los surfistas. La primavera y el otoño son ideales para practicar senderismo y explorar tesoros naturales, como cascadas, campos de flores y parques, perfectos para capturar fotos asombrosas a dondequiera que vayas. Para vivir una experiencia emocionante, prueba las carreras de coches por gravedad en el Parque 9.81, entre otras divertidas atracciones del lugar.
Jeju es un lugar estupendo para viajar solo, aunque también es muy popular para familias y parejas que frecuentan la isla. A muchos jóvenes les atraen las múltiples cafeterías y la oferta de postres, que son excepcionales. El mercado nocturno es una visita obligada, ya que Jeju es famosa por su fantástica gastronomía, su sabrosa carne de cerdo y su deliciosa comida callejera local.
La isla tiene el encanto de un pueblo pequeño, con habitantes amables y acogedores, y menos edificios que el resto de Corea del Sur. La mayoría son casas, que permiten contemplar a menudo el horizonte y disfrutar de los paisajes. Jeju ofrece una visión de un mundo que resulta familiar y a la vez refrescantemente diferente.
Una versión de este artículo aparece impreso en el Número 2 de Álula Magazine, con el encabezado: “Más allá del territorio continental. Desde las buceadoras haenyeo hasta los espectaculares paisajes, descubre la isla de Jeju, un destino favorito de Corea del Sur.”