A la medida en Dakar
Descubriendo el encanto de la confección a la medida.
No es la línea del horizonte que se asoma, ni la costa salpicada de islas que se extiende al oeste hacia el Atlántico lo que más sorprende al llegar a los límites de la ciudad de Dakar, en Senegal. Es la ropa. Hombres y mujeres caminan por las calles impecablemente vestidos con colores que estallan contra el fondo naranja, marrón y gris de las construcciones, las carreteras atascadas y los caminos arenosos, todo bajo el resplandor del deslumbrante sol africano, en éste, el punto más occidental del continente.
Es la ropa. Hombres y mujeres caminan por las calles impecablemente vestidos con colores que estallan
Las deslumbrantes telas de Dakar
La ciudad es un referente de la moda y anfitriona del Dakar Fashion Week que se celebra anualmente. Pero todo empieza con las telas. Muchos habitantes de la ciudad siguen trabajando con sastres, en lugar de limitarse a comprar ropa prefabricada. En los mercados abundan las tiendas de telas, y todo el mundo tiene un sastre qué recomendar.
Por casualidad, mi amigo senegalés Moussa Thiam pertenece a una familia de sastres. Y Top, su hermana mayor, vive en Dakar y trabaja en el sector. Inspirada por la abuela de mi esposo, que solía mandar a hacer prendas a su medida durante sus viajes anuales a Hong Kong, yo soñaba con mandar a hacer prendas a la medida.
Así que me puse en contacto con Top, emocionada por establecer una relación personal y comencé a idear diseños. Antes del viaje, preparé una libreta con los diseños que quería. Túnicas, un vestido sin hombros y un overol para mi día a día sin dejar de lado las tendencias senegalesas actuales.
Como la mayoría de los habitantes de Dakar, Top habla francés y wólof. Aunque yo sé algo de francés, quería lograr tener una conversación más profunda. Así que al llegar, conocí a Mame Laye Mbengue, quien traduciría y me ayudaría a guiar mi odisea costurera, para la cual primero tendríamos que encontrar los textiles apropiados. Las telas se venden por toda la ciudad, con una concentración de tiendas en los mercados locales. Pero de todas las opciones, fuimos a Marche HLM, el mercado más grande de la ciudad.
Seleccionando telas africanas en Marche HLM
Al entrar en Le Ndiambour Couture & Textile, una tienda sugerida por Mame Laye, la infinidad de opciones me abrumó al instante. Pilas y pilas de telas se elevaban hasta el techo. Mis ojos se negaban a detenerse en un único diseño entre la multitud de estampados y cascadas de colores que me rodeaban. El vendedor, Cheikh Bousso Mbaye, me seguía mientras yo deambulaba por la tienda silenciosamente. Eventualmente me rescató de mi divagar y nos dirigió hacia una doble hilera de coloridos rollos verticales.
“Estos están hechos en África”, me dijo, sacando grises, azules y morados con sutiles entretejidos. Con dedos dudosos, alargué la mano hacia la tela color berenjena que había colocado delante de mí. Pero Cheikh me animó a tocarla y sentir cómo se plisaba.
La demanda de textiles africanos ha aumentado en todo el mundo, impulsando el crecimiento de la industria textil. En el Norte de África, se encuentran fábricas en Marruecos y Túnez, mientras que Etiopía domina el Este. El comercio se extiende por muchos países del África subsahariana, como Ghana, Kenia, Sudáfrica, Tanzania y Uganda. Aunque también hay opciones de otros continentes, me alegró que Cheikh me dirigiera a los textiles africanos, sacando rollo tras rollo de los estantes. Escogí un par para el overol, sabiendo que querría al menos dos versiones.
Luego, Cheikh me llevó a una sección de telas de algodón enceradas y rígidas que se ven por todas las calles de Dakar. Destacó una amarilla con azul, y la añadí a la pila. Dando vueltas por la tienda, señalaba más de lo que jamás necesitaría, acumulando una amplia selección de llamativos colores.
Cheikh sugirió visitar la otra sucursal de la tienda. Atravesando el laberinto de calles de Marche HLM, llenas de tráfico vehícular y peatonal, me explicó que estábamos pasando del lado europeo del mercado al lado local. Pero mi ojo inexperto no percibía la diferencia —por las calles se extendían puesto tras puesto vendiendo de todo, desde vajillas hasta brasieres con relleno. Muchos ofrecían prendas de moda senegalesa y occidental, mientras que otros sólo vendían telas.
La segunda tienda de Cheikh estaba llena de todavía más opciones. De una hilera de algodones ligeros cubiertos de flores, pedrería y bordados ondulados, elegí dos: uno color ártico y otro azul celeste. Con eso, ya tenía mi selección final. Decidí renunciar a la mayor parte del rígido algodón encerado, salvo el amarillo con azul. También me quedé con dos estampados africanos para los overoles y las telas que acababa de elegir en la segunda tienda.
Todas estas telas multicolores se fabrican en África
El atelier de Top
Listas para encontrarnos con Top, nos dirigimos a su taller en Conachap, un barrio no muy lejos del centro. No había ningún letrero sobre la puerta. Sólo Top dándonos la bienvenida con un saludo suave, una cinta métrica colgada alrededor del cuello y un vestido blanco con brillantes flores naranjas que combinaban con su tocado.
Dentro, un pasillo pintado de color durazno brillaba con la luz de la puerta abierta. Al fondo, unos focos fluorescentes iluminaban una habitación sin ventanas, con un espejo y dos máquinas de coser. Con la ayuda de Mame Laye, charlamos sobre Dakar, su hermano Moussa y sus visitas para verle en Nueva York, una ciudad que a Top le parecía muy ruidosa. Luego pidió ver mi libreta, coordinando cada pieza con la tela y prestando atención a las líneas de las faldas mientras la hojeaba. Se volvió una conversación rápida, para la que apenas y necesitamos la ayuda de Mame Laye. Top me reconfortaba pacientemente y no tardó en llevarme a la otra habitación para tomar mis medidas.
Top coordinaba cada pieza a la tela prestando atención a las líneas mientras hojeaba mi libreta
Por último, me compartió el precio. La cifra que Top me indicó era tan baja que me pregunté si era la única persona en Senegal que me ofrecía el precio local. Como me explicaron muchas veces durante mi estancia, en Dakar hay dos precios: el local y el de visitante. Y aunque mis negociaciones mejoraron a lo largo del viaje, ella fue la única persona con la que no negocié. Le entregué la mitad como depósito junto con muchos “Merci beaucoup!” y guardé su ubicación en Google Maps para volver.
Los sueños de ropa a medida cobran vida
Regresé al taller de Top tres días después. Me recibió en la puerta, vestida en el mismo estilo. Sólo que esta vez con estampados azules en lugar de naranjas. Con una cálida sonrisa y asintiendo con la cabeza, me llevó detrás de una cortina donde podría cambiarme.
Cuando salí con un overol, me miré al espejo asombrada. El corte era una réplica perfecta del diseño que le había pedido. “Tres beau”, muy bonito, repetía con mi escaso francés, mientras ella cogía un sobrante y le añadía un cinturón. Sin duda, Top tenía una destreza extraordinaria y un refinado sentido estético. Para las túnicas, confeccionó botones a mano con la misma tela y utilizó bordes ondulados para acentuar la cintura de un vestido, mientras que para el vestido sin hombros, la utilizó para crear el escote. Me sentí más que afortunada por tener ropa confeccionada por un talento tan excepcional.
Más que un vestido, esta prenda me vinculará para siempre con Top, con Dakar y a estas experiencias diseñadas a la medida.
Mientras me probaba las prendas, Birame, la hermana de Top, se unió a la plática. Me contó de sus abuelos, que habían fundado una dinastía de sastres, y de cómo habían confeccionado piezas para varias primeras damas de Senegal. Top, Birame y Moussa son tres de sus doce nietos, cinco de los cuales, incluida Top, han continuado la tradición familiar.
La última prenda que me probé fue el llamativo vestido amarillo y azul, que Top realzó con un rizado en la parte inferior. Mientras daba vueltas frente al espejo, me imaginaba en una boda veraniega o en una fiesta en un jardín. Aunque el lugar más apropiado sería allí, en Dakar. Me gustaría volver para el Fashion Week, ahora con el atuendo perfecto. Más que un vestido, esta prenda me vinculará para siempre con Top, con Dakar y todo lo que he llegado a amar tras vivir estas experiencias diseñadas a la medida.
Diseño y confección: Top Thiam
Telas: Le Ndiambour Couture & Textile
Ubicación: Dakar, Senegal
Una versión de este artículo aparece impreso en el Número 2 de Álula Magazine, con el encabezado: “A la medida en Dakar: Descubriendo el encanto de la confección a la medida.”